2.10.08

El suburbio - Cuadros del pueblo-

Tiene el resistir heroico que la pobreza amalgama,
las casuchas desprovistas envejecen el lugar
pero ostentan, sin embargo, sus flores en la ventana,
idilio en los corredores, y canción en el hogar.

El silencio de la noche hace presa del suburbio,
gran potencia impresionante que nadie quiere cruzar,
sus oscuros callejones amparan cientos de historias
de duelos criollos, asaltos y malevos del lugar.

Mas no obstante sus jardines de sencillas margaritas
dan un algo tan humilde, tan vistoso a las casitas
que componen el suburbio de este pueblo provincial,

que trocada en el paisaje la miseria es un encanto
puede convertirse en himno la pura nota de un llanto
como de una roca oscura hace fuente un manantial.

dolores, 1927

9.6.08

Fiebre (recitado) fragmento

No dejes que entre madre, que me están taladrando
los huesos con martillos pesados y candentes.
La sangre se amotina en mis sienes, temblando
están todas mis venas ¡madre! ¡no quiero que entre!

Ante mi vista turbia circundada de sangre
desfilan procesiones de monstruos invencibles,
mis nervios no tensionan mi corazón exangüe,
y estoy bajo la garra de un reptil invisible.

Mi cerebro es extraño, volcaniza mi mente
junto a mí la gran sombra de la muerte sondea,
siento madre su frío que traspasa mi frente
cierra pronto esa puerta ¡no quiero que él me vea!

.....

Así ya va calmando el gran oleaje humano
la tempestad se aplaca y se divisa el puerto
qué inmenso y qué profundo es el mundo, océano
soberbia tumba helada para quienes han muerto

.....

¿Va cediendo la fiebre? ¿No ves como amanece?
¡Qué grandioso y sublime despertar de alborada!
El volcán de mis venas despacio languidece
¡el Dios de las alturas me besa esta jornada!

Descorred las cortinas que quiero saturarme
del fresco olor a hierba que trae la primavera
¡Tráiganme diez almohadas! deseo incorporarme
¿ a ver si en la ventana trepó la enredadera?

.....

dolores, abril de 1928

12.3.08

La partida – Recuerdos de aldea-

Palidecen los rosales con los amagos de otoño,
las golondrinas partieron en salvaje dispersión
y está el pueblo como envuelto en la niebla mañanera
cuya sombra nos penetra muy directa al corazón.

Hay adiós en nuestros labios y rocío en la pupila,
se estremece toda el alma en una desfloración
mientras se abren en los cercos las últimas campanillas
como nota que se aferra por salvar a la ilusión.

Caminito de mi aldea bordado de trebolares
que has espiritualizado mis ensueños escolares
fascinándome en recuerdos hasta verme regresar.

Voy dejando entre tus zarzas mis postreras alegrías
la dulzura inmensurable que he libado en estos días
de retiro silencioso a la sombra del hogar.

dolores, marzo de 1928

17.2.08

Tarde azul

Tarde de un azul intenso
como tus dulces pupilas
que me envuelves con un denso
palpitar de horas tranquilas.

Tarde que invita al ensueño
como antigua melodía
mi corazón es pequeño
ante tu melancolía.

Tarde azul que vives como un vaso diáfano
manteniendo frescas las flores lejanas
notas de recuerdos que quieren ansiosas
tejer pentagramas junto a mi ventana.

....

Como a mis pobres recuerdos
tarde te encuentro sombría
y has impregnado mi alma
de vaga melancolía.

Tarde de un azul intenso
dulce como tus pupilas
tienen un beso suspenso
tus suaves horas tranquilas.

verano de 1925

23.10.07

El reporteado (golpes del oficio)

Que quiere ser reporteado
de antemano está el aviso
pero el día que llegamos
lo tomamos de improviso.

Él así nos lo asegura
con aire de suficiencia
por eso va a ser muy breve
y de exponente, a conciencia:

“¿Su edad?” “ La que represento.”
“¿Casado? “En un tiempo he sido.”
“¿Su fortuna? “ La que ostento
y también la que he perdido.”

“¿Su porvenir?” “Tengo fama.”
“¿Cómo besa?” “Con los labios.”
“¿Dónde reposa?” “En la cama.”
“¿Qué saborea?” “Los agravios.”

“¿Qué libros lee?” “Los que tengo.”
“¿Qué arte prefiere?” “A mi ver,
el arte que me entusiasma
es el arte de comer.”

“¿Tiene amores?” “Los que quiero,
las mujeres se me brindan
en el camino, enlazadas
como un manojo de guindas.”

Luego el fotógrafo enfoca
al reporteado indolente
con un cigarro en la boca
y una rúbrica en la frente.

Y con su figura impresa
corre el diario a todos lados
pero a nadie le interesa
mas que al mismo reporteado.

dolores, mayo 1929

22.10.07

La muerte de Leal

Moría en un rincón y me miraba
con una indefinible imploración.
Mis hijos de pena sollozaban
y a mí se me partía el corazón.

El que se alegraba a mi llegada
mi perro fiel, paciente que dormido
sobre los pies de quien lo maltrataba
alerta despertaba al menor ruido.

El humilde y constante compañero
que detrás de los niños, cabizbajo,
he mirado cuidarlos con esmero
y perderse tras ellos calle abajo

moría en esa tarde malhadada
en que el veneno obró sin dilación,
en un rincón jadeaba y me miraba
con una indefinible imploración.

dolores, enero de 1929

Celos del zorzal

Está acostumbrado a que diariamente
le elogies los cantos, le des un bombón
le peines las plumas con tus dedos suaves
y a que lo acaricies por cada canción.

Hoy salta en la jaula, jadeante, alterado
sacude sus alas, chirría feroz.
Si tu no te explicas la causa del cambio
ven que te lo digo pero a media voz.

El zorzal se ofusca porque tiene celos,
sorprendió en tu ojera amargos desvelos
vio que un sobre rosa cantaba ilusión.

Y hubiese querido volar a tu lado,
poner en tu boca su pico dorado
y ser soberano de tu corazón.

dolores, diciembre de 1929

21.10.07

El emigrante -fragmento- ( Temas de aldea)

……
Lo siento por esta madre
que voy a dejar tan vieja
y por la dulce morena
que me esperaba en la reja
en las mañanas serenas…
Lo siento por este arraigo
que tengo en estas montañas
¿pero dónde está la hazaña
y el valor si hoy me amilano
con el dolor sobrehumano
al perder de vista España?
……
Voy perdiendo la ilusión
en este camino yerto
que me conduce hasta el puerto
……

dolores, sin fechar

20.10.07

Cuando habló la mujer

No tengo flores que ofrecerte mi alma.
Ha llegado el otoño de la vida
y en el ocaso que se acerca en calma
ni aromas quedan de las flores idas.

Pero no obstante, al escuchar tú canto
el corazón entre cenizas te ama
con un amor que es como el fuego santo
nunca se apaga porque no hace llama.

Hay un abismo entre los dos, sombrío
nunca podré ante Dios llamarte mío
como no exista un más allá en la muerte.

Y así mismo en mi cruento desvarío
vibra en el labio el pavoroso estío
de gritar el pecado de quererte.